miércoles, 18 de enero de 2012

Marx y la SOPA






En octubre y noviembre de 1842 el joven periodista Karl Marx escribió varios artículos sobre las propuestas de ley que se discutían entonces en la "Dieta Renana", un órgano legislativo local que complementaba la legislación nacional. Uno de esos artículos se ocupó de la propuesta de ley sobre el robo de leña.

Mientras los diputados de las ciudades no consideraban necesaria la penalización, los diputados de la nobleza impulsaban el proyecto afirmando que "precisamente por no considerar un robo la sustracción de leña, ésta ocurre tan frecuentemente". Ante esa tesis Marx respondía "Según esta analogía el legislador tendría que razonar: por no considerar un golpe mortal a las bofetadas son éstas últimas tan frecuentes, por lo tanto hay que decretar que una bofetada es un golpe mortal".

A pesar de la parodia, Marx tenía claro que la discusión iba más allá de la gramática. El punto central para la nobleza consistía en equiparar la recolección de leña suelta con el robo de árboles talados para beneficio privado:

"Desde la perspectiva que acaba de recomendarse, que ve en la transformación de un ciudadano en un ladrón una pura negligencia de redacción y rechaza como un purismo gramatical toda oposición contra ella, resulta evidente que la sustracción de leña suelta o la recolección de leña seca se subsume bajo la rubrica de robo y se pena de la misma manera que la sustracción de leña de árboles en pie".

Para Marx es crucial diferenciar entre el robo de leña y la recolección de leña suelta, pues son dos acciones diferentes que pretendían ser tratadas con el mismo rasero, gesto incongruente si consideramos que en la primera hay una acción violenta que produce la propiedad, mientras en la segunda encontramos una relación habitual que los campesinos de la zona habían practicado por milenios. Mientras el robo de leña con hacha es un atentado al propietario y al árbol, la recolección no afecta a nadie. Por lo anterior, Marx afirmaba:

"Y a pesar de esta diferencia esencial denomináis a ambos robo y los penáis como tal. Incluso penáis la recolección de leña suelta con mayor severidad que el robo, pues la penáis ya al declarar que es robo [...] Podríais haberla denominado asesinato de leña y haberla castigado como un asesinato".

Con brillante sutileza Marx asume dos operaciones: en primer lugar critica la injusta equiparación de dos prácticas abiertamente diferentes para penalizar a los campesinos en provecho de los nobles; en segundo lugar denuncia la argucia lingüística que denomina "robo" a una acción que no es más que el disfrute tradicional de los bienes comunes.

Nos falta aún la tercera operación, la más importante, que consiste en ir a la raíz, en cuestionar la noción de propiedad y su relación con el robo: "Si toda lesión de la propiedad, sin diferencia, sin determinación más precisa, es un robo ¿no sería la propiedad privada un robo? ¿Con mi propiedad privada no excluyo a todo terreno de esa propiedad, no lesiono, pues, su derecho de propiedad? ".

Hoy podemos aplicar el mismo razonamiento del joven Marx a propósito de la discusión de la S.O.P.A. (Stop Online Piracy Act) que discute por estos días el congreso gringo. 170 años después de los Debates de la Dieta Renana la situación se repite y los argumentos son los mismos. Los grandes hechos de la Historia universal se repiten al menos dos veces, lo decía Hegel, lo sabía Marx.

1) Los nobles pretendieron equiparar el recoger leña suelta con el talar árboles para robar la leña. Hoy algunos congresistas gringos pretenden que descargar un libro y compartirlo con una amiga, sea igual que hacer copias masivas de un libro sin permiso del autor para enriquecerse de manera fraudulenta.

2) Los campesinos del Rhin recogían leña suelta y seca para abrigarse; aunque lo hicieron por milenios, los nobles pretendieron denominar arbitrariamente esa práctica tradicional como "robo de leña". Los navegantes de la red descargamos y compartimos artículos, libros, canciones o películas para trabajar, educarnos o divertirnos, pero algunas compañías transnacionales buscan penalizar esa práctica inofensiva como un delito.

3) Lo más importante: las mismas compañías que reclaman el derecho a la propiedad intelectual de las creaciones son aquellas que se enriquecen con el trabajo intelectual de miles de autores, compositores, directores de cine, guionistas e intelectuales. Esas compañías son las que no pagan adecuadamente el esfuerzo de los creadores, generando una relación de explotación de los verdaderos autores, que en muchos casos pertenecen a la clase trabajadora. ¿La noción misma de propiedad intelectual no es similar a un robo que convierte en individual los conocimientos y las creaciones colectivas?

Si consideramos que los páramos, los ríos y los bosques son bienes comunes, ese título también lo merece el saber colectivo elaborado por las humanas y los humanos en su conjunto. A la humanidad le pertenecen esos bienes comunes, las corporaciones que se escudan en la propiedad intelectual solo buscan privatizar ese conocimiento y seguir explotando a sus verdaderos creadores.




La imagen de arriba fue elaborada por Gabriel Ramón Pérez (alias El Gabrie') quien aparece en la foto tomada por alguien más, con un niño que no sabemos si es su hijo, foto modificada en un programa elaborado por ingenieros que modificaron un programa anterior, elaborado por otros ingenieros que usaron un computador que tiene origen en los trabajos de Turing, quien se preocupó por estos temas tras leer un artículo de Gödel, quien criticaba a Russell... y así hasta Aristóteles, por lo menos.

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